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1 de abril de 2009

APRENDER A VIVIR CON MENOS

Con frecuencia , nos vemos inmersos en una carrera por conseguir cosas que quizás no necesitamos. Dedicamos mucho esfuerzo a alcanzar ciertas cosas perdiendo de vista la esencia de la felicidad.
Dedicamos muchísimo tiempo y esfuerzo a acumular. Acumulamos dinero, posesiones, aplausos, poder y, en ocasiones hasta personas.
Tener nos obsesiona, nos preocupa y nos angustia: “¿Qué debo hacer para tener aquello?”, “¿Es suficiente lo que tengo?”, “¿Debo tener más?”, “¿Y si pierdo lo que tengo? No sólo queremos tener sino que además creemos que cuanto más tengamos, mejor.
Todo esto conduce a dos situaciones: por un lado, la gran cantidad de tiempo que gastamos en correr detrás de las cosas que no nos deja tiempo para vivir; y por otro lado, cuando encontremos el tiempo para usar lo conseguido, lo viviremos intranquilos a causa del miedo que nos da perder algo de todo eso.

A veces, nos vemos obligados a ocuparnos tanto de cuidar las cosas que poseemos que parece que son las cosas las que nos poseen a nosotros. Y es que, vivimos con la idea de que tener más nos abre nuevas posibilidades, pero lo único cierto es que podemos terminar presos de nuestras propias posesiones.
La clave radica en perder la urgencia de querer que sea ya. El deseo puede movilizarnos para trabajar en determinada dirección, pero querer tenerlo “todo y ahora” se parece más a la ansiedad que al deseo sano.

Si perdemos de vista que las cosas materiales sólo son medios y las tomamos como fines en sí mismos, terminaremos corriendo una carrera que no tiene fin. Sin embargo, si nos ocupamos de nuestro desarrollo personal, podremos seguramente hacer más y mejor, de forma novedosa y original, en el sentido de que el origen seremos nosotros mismos.

Por todo ello, os invito a pensar “¿qué es lo que realmente quiero?